El ciudadano John Edwards Adams de Peña dejó de existir la noche del domingo, generando un profundo sentimiento de ausencia entre familiares y amistades, quienes compartieron el pesar por el fatal desenlace. La información fue difundida por personas cercanas al joven, destacando su entusiasmo y pasión por la vida, elementos que definieron su presencia cotidiana. Sus seres queridos resaltaron que su actitud positiva lo acompañó siempre, manteniendo firme su carácter y energía en cada desafío asumido durante su trayectoria.
“La vida te llamó demasiado pronto, pero tu historia y tu espíritu seguirán vivos en nosotros”, manifestó una persona cercana en redes sociales, donde se expresaron numerosos mensajes de apoyo y consuelo. En ese mismo espacio se compartió una cita bíblica como mensaje de fortaleza: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios; siempre te ayudaré” (Isaías 41:10).

Estas expresiones reflejaron el cariño acumulado durante años de convivencia con quienes formaron parte de su entorno emocional más cercano.
El ciudadano de 34 años se encontraba a la espera de su primer hijo, situación que profundizó el impacto emocional entre familiares y amistades. Sus restos están expuestos en la Funeraria Blandino, ubicada en la avenida Lincoln, donde muchas personas han acudido a rendir tributo y expresar apoyo.
La misa de cuerpo presente y la partida al cementerio están programadas para este martes 25 de noviembre a las 11:00 a.m., mientras que el proceso posterior se llevará a cabo a las 12:00 p.m. en el Jardín Memorial.

En el año 2021, Adams de Peña compartió mensajes reflexivos en redes sociales acerca del valor de vivir plenamente, del riesgo y del sentido de libertad. En una publicación titulada “El fatal desenlace y las motos”, expresó que, aunque el riesgo es real, prefería vivir según sus propias decisiones, asumiendo cada reto con decisión y manteniendo una perspectiva firme ante los desafíos inevitables de la vida.
En esa reflexión, utilizó su afición por las motocicletas como metáfora para ilustrar la intensidad con la que enfrentaba cada momento, manteniendo claro que la vida debía ser experimentada sin temor. Estas palabras fueron recordadas por quienes apreciaron su manera directa de entender la existencia y su visión sobre la importancia de aprovechar cada minuto.
Su legado quedó asociado a esa filosofía que inspiró a muchas personas que lo conocieron, promoviendo aprovechar el presente y valorar los instantes compartidos. Personas cercanas destacaron que esa forma de ver la vida se convirtió en parte de su identidad y en una huella presente en quienes convivieron con él.
Esa forma de pensar, expresada tanto en conversaciones como en publicaciones, se reflejó en el recuerdo manifestado tras su partida. Para muchos, su actitud ante los retos se mantiene como ejemplo de fortaleza y motivación. Su memoria continúa influyendo en amistades y familiares, quienes reafirmaron que su energía permanece presente en cada palabra y en cada recuerdo compartido.
