La cantante dominicana Juliana O’Neal, reconocida como “La Reina del Mambo“, compartió en un programa de radio su experiencia enfrentando tres diagnósticos de cáncer a lo largo de su vida. A sus 11 años, en 2001-2002, recibió su primer diagnóstico: linfoma de Hodgkin en el mediastino, en etapa cuatro. En aquella época, hablar de cáncer significaba hablar de pérdida en el país, pues no era común escuchar sobre esta enfermedad fuera de las novelas o películas.
Durante ese primer proceso, entre los 11 y 14 años, el médico le decía insistentemente a su madre que buscara otro hijo, pues el pronóstico no era prometedor. Juliana recuerda el momento en que se enteró: “Mi mamá me dijo que íbamos al médico a ponerme unos sueros vitaminados y ya estando en emergencia, un doctor entra y me pregunta que si yo soy la paciente que está de ingreso para quimio“. Su mayor preocupación entonces era que sus compañeros se burlaran por la caída de su cabello y no pasar de octavo grado.
“El proceso fue tedioso y los medicamentos muy severos. Recibía quimioterapias cada quince días, los viernes. Asistía al colegio en la mañana, luego a la quimioterapia por la tarde, y pasaba el fin de semana con intenso dolor. Aun así, hacía sus tareas el domingo en la noche para entregarlas el lunes, determinada a no perder el año escolar”. Su médica, Catalina González Pons, y la Fundación Sanyud de Niños con Cáncer fueron fundamentales en su recuperación.
En 2013, ya dedicada profesionalmente a la música, llegó su segundo diagnóstico: cáncer de tiroides. Un simple dolor de cuello reveló que la enfermedad se había expandido y sus cuerdas vocales podían verse comprometidas en la operación. “No te sé decir lo que sentí, en esa ocasión a mí me dijeron que ese cáncer no era tan brusco, que era afortunada“, recordó. Al mes y medio de la intervención quirúrgica, ya estaba cantando nuevamente. Su voz cambió, pero según ella, para mejor.

Luego de varios años de respiro profesional y personal, en noviembre de 2017 recibió su tercer diagnóstico: cáncer de mama. Comenzó el tratamiento en enero y de trece sesiones, lleva nueve completadas. “Lo peor que me ha pasado en la vida es el cáncer de mama, de los tres cáncer este es el más difícil“, expresó. Se enteró de manera recurrente mientras asistía a controles médicos por sus diagnósticos anteriores, buscando resultados de su tiroides.
En este caso, Juliana no presentó los síntomas comunes: “Yo no tenía una bolita, a mí no me dolía el seno, yo no estaba botando ningún líquido, nada señores“. Por ello enfatiza la importancia de no confiar solamente en el autoexamen, sino también realizarse sonomamografías y mamografías según la edad.

Su día a día actual comienza a las 6:00 de la mañana con medicación, luego desayuna y ordena lo que puede en su casa. Trabaja en su proyecto final universitario y debe evitar lugares públicos, exposición al sol y cualquier enfermedad que pueda retrasar el tratamiento. “Lo más difícil ha sido todo, pero básicamente aceptar la bofetada que me ha dado la vida“, confesó con la voz quebrada. Reconoce que de ser una persona muy independiente y de carácter fuerte, ahora depende de alguien para todo.
Su fortaleza proviene de su fe: “Viene de Dios actuando en mí, aunque a veces como humano uno cuestiona“. Reconoce que no todos los días se siente valiente o guerrera, hay momentos en que no quiere seguir, pero recuerda que tiene un propósito. Su familia es su principal apoyo: su mamá, hermano, papá, padrastro, abuelas y amigos la acompañan a las quimioterapias y están presentes constantemente.
Reflexionando sobre sus tres diagnósticos, Juliana explicó las diferencias: la primera vez era una niña inconsciente que solo asistía a citas; la segunda vez estuvo en negación por temor a perder su voz; y esta tercera vez enfrenta cambios físicos significativos. “A veces yo misma me pregunto cómo estoy en pie”, reconoció.

Su mensaje para otras mujeres en su situación es claro: “Traten de ser fuertes, esto no es fácil, no es bonito, pero aguanten. Agárrense de Dios y aguanten. Todo va a pasar“. Enfatiza que la actitud y el estado de ánimo garantizan la mitad del proceso. “Que no se dejen convertir en una cifra más. El cáncer de mama es una realidad, no es un mito ni la escena de una novela. La prevención es la clave“, concluyó.
— Sucesos Del Dia Dominicano (@eliotstabler6) October 27, 2025
