Un caso en Cancino Adentro, Santo Domingo Este, República Dominicana, ha generado preocupación debido a que una menor experimentó quemduras graves tras un acto violento presuntamente cometido por otra menor conocida por su conducta. La niña afectada, bajo el cuidado de su tía y madre de crianza, Josefina Reyes, presentaba lesiones severas en el rostro, con piel desprendiéndose, producto de un episodio en el que la actuante habría utilizado gasolina para provocarle daño.
Según la tía, la menor estaba a su cuidado desde los dos meses de edad y mantenía un carácter alegre antes del incidente. El suceso ocurrió el 23 de marzo alrededor de la una de la tarde, cuando un hombre llegó en un motor y dejó a la niña frente a la vivienda con evidentes quemaduras. La responsable, identificada como Nashley o Nasli, de aproximadamente 12 o 13 años, habría sujetado a la niña, rociado gasolina sobre ella y prendido fuego, generando lesiones graves y riesgo para su vida.
El conflicto entre ambas menores era conocido en el entorno, ya que Nashley solía ejercer manipulación y maltrato hacia la afectada. Vecinos y allegados señalan que la menor responsable del incidente, tenía antecedentes de conductas violentas, incluyendo actos con objeto afilado. Además, se registraron tensiones adicionales con adultos del barrio: un hombre vinculado a una pizzería frente a la casa de la tía habría acusado falsamente a la niña de difamación y ejercido intimidación, aparentemente instigando que Nashley agravie físicamente a la afectada.
Pese a la gravedad de las lesiones, las autoridades han mostrado poca diligencia: la responsable del daño ha sido dejada en libertad y no existen avances judiciales claros para proteger a la menor. Asimismo, la niña afectada, no ha recibido atención psicológica suficiente ni recursos médicos adecuados, lo que genera inquietud sobre su recuperación física y emocional. La tía asegura que la falta de apoyo institucional ha dificultado proteger a la niña frente a nuevos riesgos.
Josefina Reyes detalla que la estructura familiar de la niña es complicada, con padres biológicos ausentes e incapaces de asumir responsabilidades. Como guardiana principal, combina el cuidado de la menor con su trabajo en un salón de belleza ubicado en su vivienda, enfrentando limitaciones económicas. Aunque la fundación Jompéame ha brindado apoyo parcial para atención psicológica, la ayuda sigue siendo insuficiente y ha estado en riesgo de ser retirada, complicando la recuperación y la continuidad de los estudios de la afectada.
El caso evidencia la vulnerabilidad de menores en entornos con conflictos familiares y sociales, así como la urgencia de una intervención estatal efectiva. La situación resalta la necesidad de recursos adecuados para la protección, atención médica y psicológica de niños y adolescentes víctimas de actos violentos, asegurando su derecho a un entorno seguro y al seguimiento de su bienestar integral.
