Santiago, República Dominicana.– La trayectoria de Vladimir Guerrero Jr. supera los límites del diamante. Su brillante desempeño en la temporada 2025 de las Grandes Ligas ha conquistado a fanáticos y especialistas, pero tras su fuerza ofensiva y serenidad existe una figura esencial y discreta: su madre, Riquelma Ramos, oriunda de Santiago de los Caballeros.

Durante los últimos años, el público ha mostrado creciente interés por conocer más sobre ella, especialmente ahora que el toletero de los Azulejos de Toronto ha conducido a su equipo de regreso a la Serie Mundial después de más de tres décadas de espera.

Riquelma Ramos ha permanecido alejada de los reflectores, aunque su influencia ha sido decisiva. Nació en Santiago, corazón beisbolero del Cibao, y creció en un hogar de valores firmes. Su vida cambió a finales de los años noventa, cuando dio a luz a Vladimir Guerrero Jr. el 16 de marzo de 1999 en Montreal, Canadá, mientras su pareja, Vladimir Guerrero Sr., comenzaba una carrera que terminaría llevándolo al Salón de la Fama de Cooperstown.

Durante esa etapa, Riquelma residía en Canadá junto a su madre, de quien heredó la fortaleza que luego transmitiría a su hijo. Aunque su relación con Guerrero Sr. fue cercana, nunca se formalizó. Aun así, el respeto y la comunicación entre ambos prevalecieron, y el vínculo con su hijo se fortaleció con los años.

Tras el nacimiento de Vladimir Jr., la familia regresó a la República Dominicana y se estableció definitivamente en Santiago, donde el pequeño creció en un entorno marcado por la pasión deportiva. Vecinos recuerdan al niño corriendo tras las pelotas en los solares del barrio, siempre acompañado por su madre, quien le inculcó disciplina y amor por el béisbol.

Con el paso del tiempo, Riquelma se convirtió en el pilar emocional del joven atleta. Mientras su padre desarrollaba una carrera intensa en las Grandes Ligas, ella se encargó de su formación personal y académica. Personas cercanas la describen como una mujer sencilla, serena y firme en sus convicciones, quien enseñó a su hijo la humildad y responsabilidad que hoy lo distinguen.

Su apoyo ha sido constante, aunque silencioso. En 2015, cuando Vladimir Jr. firmó su primer contrato profesional con los Azulejos de Toronto, su madre estuvo presente. Las fotografías de aquel día, compartidas en redes sociales, muestran a una madre emocionada al presenciar el inicio de una nueva etapa en la vida del joven de 16 años, considerado entonces el prospecto internacional número uno.

Pese a su orgullo, Riquelma ha preferido mantenerse lejos de los medios. Según reportes, el abogado del jugador le aconsejó no ofrecer entrevistas para preservar la privacidad familiar. Jorge Tineo, ex pelotero e identificado como abuelo de Riquelma, ha confirmado que ella mantiene una relación cercana con su hijo y continúa residiendo en Santiago.

El debut de Vladimir Jr. en Grandes Ligas, el 26 de abril de 2019, fue un momento histórico para el béisbol dominicano. Mientras su padre lo acompañaba en las gradas, su madre lo observó desde su hogar en Santiago, emocionada al ver cómo su hijo conectaba un doble decisivo en el noveno inning, impulsando la victoria de Toronto sobre Oakland.

Desde entonces, Guerrero Jr. ha alcanzado logros notables: títulos individuales, múltiples Juegos de Estrellas y un reconocimiento generalizado por su madurez. En 2025, su rendimiento ha sido determinante para llevar a Toronto a la Serie Mundial tras 32 años, con seis jonrones, quince carreras impulsadas y un promedio de .364 en la postemporada.

Durante una entrevista, el jugador expresó: “Mi meta es ganar una Serie Mundial y darle el anillo a mi papá”. Su frase simboliza la conexión entre generaciones y el legado familiar que representa.
Los expertos coinciden en que el equilibrio emocional del pelotero se debe en gran parte a la influencia de su madre. Su apoyo emocional y guía constante han sido fundamentales para que Vladimir Jr. maneje la presión mediática con serenidad.

En Santiago, vecinos la describen como una mujer creyente, amable y reservada. Suele seguir los partidos de su hijo junto a familiares y amigos, compartiendo en redes sociales mensajes de alegría sin buscar protagonismo. “Ella se alegra de corazón, pero siente que el foco debe estar en su hijo”, comentó una allegada.
La historia de Riquelma Ramos refleja la de muchas madres dominicanas que, desde el anonimato, impulsan los sueños de sus hijos con amor y sacrificio. Su fuerza callada es el cimiento del éxito de Vladimir Guerrero Jr., el joven que hoy lleva con orgullo el nombre de la República Dominicana a lo más alto del béisbol mundial.
