Se cumplen ya 119 años de la muerte del apóstol de la educación dominicana Eugenio María Hostos, quien tendría reconocimiento en América Latina, por su largo trayecto que tuvo impulsando el aprendizaje, así como acción revolucionaria, por buscar la libertad de las Antillas.

Fue reconocido como el Revolucionario señor Hostos o si bien el Revolucionario Antillano.

En su vida estudiantil logro hacer parte de su carrera en España, para el año 1852, donde también iniciaría su camino en la política por sumergirse en las acciones de metrópoli, donde militaría las fuerzas progresistas de tal país, donde alcanzo el logro de reconocer agentes relevantes, dándole la palabra que rompería el régimen español.

Fue hijo de padres puertorriqueños, que fueron identificados como Eugenio de Hostos e Bonilla y Cintrón; en su vida amorosa logro contraer matrimonio desde temprana edad con una joven cubana que fue identificada como Belinda Otilia Quintana, con la que contrajo 5 hijos.

Una icónica frase con que fue identificado Hostos al inicio de su carrera en la política en América, fue:

“He venido a América Latina con el fin de trabajar por una idea. Todo lo que ella me separa, me separa del objeto de mi vida”

Hostos en su desempeño, quiso a las patrias irredentas de lo que era la férula colonial española; donde incluso en uno de sus libros, precisamente en (Peregrinación de Boyoán), que sería publicado en el 1863, dejaría por escrito su clamor por querer la libertad de Cuba y Puerto Rico.

Su trayecto

Al momento de contar con 24 años de edad, se encontraba pasando por un proceso en su vida, en que tendría la oportunidad de conciliar algún acuerdo con España, pero mediante las mentiras de agentes federales, lo llevaron a someterse al camino de la inutilidad a pesar de sus esfuerzos.

Con ello emprendería su recorrido, así como lo describe en su libro (Historia y Geografía América, La Lucha por la Libertad), debido a que comprendió que España no le podría dar lo que no tenían.

Fue un individuo que contaba con sentido patriótico, el cual creía que no había mar entre Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico; donde considero de relevancia luchar por la liberación de alguna de estas islas.

Durante su emprendimiento, consideraba que Las Antillas constituían una identidad cultural con personalidad, y tenía visión de la libertad de Cuba, tras ser clarinada para el imperio español de América, así como los destinos de tales naciones estaban relacionados.

Sus viajes por América

Durante sus viajes por el continente americano, comenzaría por el sur, tras convertirse en el ser más celoso y propagandista de la causa cubana de aquel tiempo; también contribuiría en la lucha contra la anexión de Santo Domingo e intuye en los pensamientos del General Gregorio Luperón.

Por el año 1875 logro viajar hasta Puerto Plata, que sería el tiempo donde el país contaba con un ambiente revolucionario, por emigrantes puertorriqueños, cubanos y los nacionales, quienes eran creyentes de la libertad de los pueblos.

Es por esta misma fecha que logro conocer al General Luperón, con quien conciliaría un compañero de lucha al unir su espada y pluma por la defensa de las ideales que tenían.

En este mismo trayecto, logro contribuir con algunos trabajos periodísticos, así como se encargó de diversas luchas. Pudo colaborar para Las dos Antillas, que era un periódico semanal, que se dedicaba a la defensa y propaganda de los intereses políticos que contaban los miembros de Cuba y Puerto Rico.

En la creación escrita (Los Caminos de Hostos), indica que un año luego de la llegada a Santo Domingo, fundaría La Educadora, precisamente el 5 de marzo de 1876, la cual se convertiría en la primera escuela dominicana que contenía carácter doctrinario.

Donde tenía la inmersión de individuos para el pensamiento moral y señales sociales dirigidas, para armonizar todos aquellos intereses generales de Las Tres Antillas Hermanas.

Vivió una experiencia en este recorrido, la cual estaba diluida por la ignorancia, y descomposición social, lo que lo impulso para la única revolución educativa en sus movimientos.

El proyecto de Educación

En su proyecto para la educación del país dominicano, contó con dos secciones, las cuales constituían por la enseñanza de primaria y por los intereses de guiar hacia el profesionalismo; donde contuvo una etapa frustrada por los sucesos políticos que atravesaba el país desde el 1868, debido a la toma del poder de Buenaventura Báez.

En este periodo, también se enmarca que Hostos viajaría en 1878 desde Puerto Plata hasta New York y días luego iría a Venezuela; que luego llegaría a la isla caribeña Saint Thomas, donde mantendría una reunión con revolucionarios y al año siguiente volvería a República Dominicana, donde se entregaría a la reforma educativa.

Bajo su emprendimiento, constituirían la Asociación del Cuerpo de Profesores, así como daría inicio a la Escuela Normal.

Convirtiéndose en un miembro honorable del País

Con todas las hazañas realizadas, durante el año 1881 comenzó a formar parte de los miembros honorables de la Filarmónica de Santo Domingo y en Monte Cristi, por la sociedad la Esperanza.

Después de esto, fundaría el instituto profesional, el cual tenía el objetivo de guiar el camino a aquellos individuos a sus carreras; como Ingeniería, Derechos, Medicina, Farmacia, entre otras…

Durante el año 1882 realizaría un viaje al interior del país, en el cual haría paradas en San Cristóbal, Baní y Azua, para movimientos revolucionarios. Dos años más tardes asistiría a la primera graduación de maestros normalistas, para reconocer su esfuerzo.

En el año 1888 fundaría otra Escuela, pero esta vez era Nocturna y era dirigida para la Clase Obrera. Dos años luego de esta acción, hasta su muerte, se mantendría enlazando la política con la vía del maestro.

Donde se le reconoció, por sus fundaciones escolares, textos, formando maestros, interés en la nación, proclamado a la institución pública, entre otros…

Muerte de Eugenio María Hostos

Su muerte fue el 11 de agosto de 1903, a la edad de 64 años, precisamente en su residencia de Las Marías, que se encuentra ubicada en la avenida Independencia que pertenece a Santo Domingo.

Sería sepultado al día siguiente en el cementerio de Santo Domingo, en la zona del nicho número 3, que pertenece al panteón de su familia.

A 22 años de su fallecimiento, fueron cogidos sus restos para exhumarlos y que fueran colocados en una urna de caoba, para que estuviera junto a los de sus familiares Hostos-Ayala.

En el año 1963 serían movidos nuevamente los restos del Revolucionario Hostos a una Cripta en la Biblioteca del Distrito Nacional, donde posaba junto a una estatua del profesor; esto se informaría en una noticia relacionada con el periódico el Caribe en la fecha; esto se realizaría, luego de que fuera procesada la solicitud del regidor de la época (José Andrés Aybar).

Durante el año 1985 sería nuevamente trasladado hasta el Panteón de la Patria Dominicana, que sería el antiguo Panteón Nacional de los Héroes Nacionales, lo que lo convertiría en el único extranjero que se encuentra sepultado allí.

El último deseo que tuvo el Revolucionario Hostos, fue:

“Ser enterrado en Santo Domingo y que fuese llevado a Puerto Rico cuando su patria fuese libre e independiente”