Consumiéndose en el olvido y forradas por la desesperanza de los comunitarios que un día les llenaron de enardecimiento, de esta forma discurren, al paso de los días, decenas de obras a lo largo del territorio. Dejadas inconclusas por gobiernos de momento y las continuas gestiones que no les brindaron continuidad.

Dos décadas

Una de las obras que figura entre el conjunto de pendientes es el Club Cultural y Deportivo Los Ríos. Un área pensada para impulsar el deporte en este sector. Sin embargo, ahora, en otras palabras, nada más, un criadero de patos y gallinas.

El club ha sido iniciado hace 20 años, a lo largo de la presidencia de Hipólito Mejía, y con César Julio Cedeño Ávila al frente de la entonces Secretaría de Deportes. Empero a la fecha la obra fue postergada de administración a administración.

José Holguín, parte de la comitiva comunitaria dedicada a salvar y aprovechar el estado intermedio en que se quedó el club, reveló que “todos los ministros” han pasado por el sitio y prometido finalizar las instalaciones, sin embargo, finalmente, todo ha seguido igual.

Holguín señaló que Los Ríos tiene bastante más de 6,000 pobladores y no cuenta de área deportiva para los adolescentes. “¿Qué se le puede dar a la juventud?”, cuestionó, y al tiempo añadió que poseen “el exclusivo multiuso con matas de plátano, guayaba y gallos”, adentro.

Crescencio López, otro vecino que se ha autoasignado la labor de proteger a los chicos, chicas y jóvenes que utilizan el espacio como tienen la posibilidad de hacerlo. Describió que hace 2 años un pedazo de pared se desplomó sobre un apartamento, y espera intervengan antes que ocurra “una desgracia”.

“Eso está suelto”, comentó, señalando la pared, y “si aquello le cae a un chico de aquí yo me muero allí mismo”, expresó.

Obras en la Zurza

Otras tareas que se hallan atajadas son las de diversos proyectos de casas en diferentes puntos de Santo Domingo, como la situación de los departamentos de La Zurza. “Aquí por el momento no se puede vivir con todos los mosquitos; los ratones y aquel flujo de agua es un riesgo para los niños”, manifestó Alicia, una de las cabezas de las 42 familias reubicadas, temporalmente, en las márgenes de la Isabela, en el Distrito Nacional, hasta tanto terminarán las viviendas en promesa de entrega.

Los trasladados se distribuyeron en igual proporción de casas, levantadas de madera y zinc, para albergarlos por 6 meses. No obstante, aquellos alrededor de 180 días se convirtieron en 16 años de espera, a lo largo de los que menos de 10 familias fueron reubicadas.

Debido al deterioro sufrido por estas casas, los residentes tuvieron que “remendarlas”, con madera y zinc, a un formato de trozos de tanques de metal, pancartas publicitarias y cartón, para protegerse del exterior.

Sin embargo, este plan no está estancado, en su integridad. Aquellos vecinos informaron que este año les han visitado la alcaldesa de la ciudad más importante, Carolina Mejía, y autoridades de la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (Caasd) para platicar sobre la continuidad del plan y que hace algunos meses se empezaron unos trabajos para preparar unos terrenos, aunque desconocen si son para ellos.

35 años

Otra obra incompleta relacionada con proyectos habitacionales, es el grupo de departamentos que empezó el Instituto Nacional de la Casa (INVI), en Invivienda, Santo Domingo Este.

De estas construcciones, por lo menos 7 quedaron abandonadas. Con el paso de los años los vecinos se adueñaron de ellas, sin ser parte en la lista de favorecidos. Una de las que sí estaba entre este conjunto de beneficiarios es Gisela Hernández, de 68 años, quien tuvo que admitir uno aún sin concluir, ya que su final se ha sido postergando.